Béjar (Salamanca) - II

Caminos de Béjar al brotar la primavera.

De Béjar a Candelario. Curva del Canalizo.

Béjar. Ribera del río Cuerpo de Hombre

Béjar. Flores entre las nieblas de los recuerdos.

Puede que la veas mejor si haces clic sobre la foto y luego pulsas F11.

Mi madre no pudo ir a despedirme; en la Vespa a duras penas cabemos mi padre, la maleta y yo. «La Serrana» arranca con un traqueteo y digo adiós por la ventanilla. Conmigo va algo más que el equipaje; en mi mente, clasificados por imágenes, colores, sonidos y, en algún caso por olores —el olfato nunca ha sido mi fuerte y el tacto lo desarrollaría más tarde cuando descubrí la piel de las mujeres— viajan nada más y nada menos que once años de recuerdos y sentimientos. Poca cosa, dirá usted; pues no, es toda una vida, es toda la vida que he vivido.

Apenas sobrepasado Guijuelo, con Montejo en el horizonte, y ya lo se. No, no voy a a abandonar mi tierra natal y mi familia por nada. Soy un «becario rural» sin dinero, sí, pero el objetivo es tan sencillo como aprobar todas las asignaturas cada curso y obtener una media global superior a siete y medio, y lo cumpliré con creces.

No puedo quejarme. En el colegio soy un paria entre los parias —curiosamente los becarios rurales siempre formamos un grupito aparte— pero tengo más comodidades que en mi casa y hasta gozo de la música de Verdi a la hora de estudiar. ¿Tengo mala conciencia?, pues sí, el saber que mis hermanos no disfrutan de lo mismo me fustiga pero, como el látigo a las bestias, ese sentimiento me fuerza a ser más responsable.

¿Tristeza...? ¿Para qué piensa usted que sirve mi archivo?. En esos momentos tiro de la neblina de los recuerdos y corro libre por bosques y praderas y recojo flores silvestres para mi madre. Los chicos de pueblo, sabe usted, nos contentamos con poco.

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Texto: "Notas para un Borrador de Autobiografía Informal".

Autor: Miguel Arcángel de Vallejera y de Riofrío.

Nabucco - Va pensiero. Giuseppe Verdi

¡Vuela pensamiento, con alas doradas, pósate en las praderas y en las cimas donde exhala su suave fragancia el dulce aire de la tierra natal! ¡Saluda las orillas del Jordán y las destruidas torres de Sión! ¡Oh, mi patria, tan bella y perdida! ¡Oh recuerdo tan caro y fatal! Arpa de oro de fatídicos vates, ¿por qué cuelgas muda del sauce?

Revive en nuestros pechos el recuerdo, ¡Que hable del tiempo que fue! Al igual que el destino de Sólima Canta un aire de crudo lamento que te inspire el Señor un aliento, que al padecer infunda virtud, que al padecer infunda virtud, que al padecer infunda virtud, ¡al padecer, la virtud!.

Esta serie, dedicada a Béjar (Salamanca), consta de varias entradas cuyos enlaces figuran a continuación y ha sido concebida, no sé si con acierto, como dos líneas argumentales convergentes:

1. El País de los Líquenes.
2. Béjar (Salamanca).
3. El País de los Líquenes - II.
4. Béjar (Salamanca) - II.
5. El País de los Líquenes y... (III y final).
6. Béjar (Salamanca) - III

Hay razones personales que me impiden cerrarla por lo que, en el futuro, puede que se vea incrementada  con alguna nueva entrada. Más que descriptiva —hay muchos y buenos fotógrafos en Béjar— he pretendido reflejar sensaciones y sentimientos que, como tales, no tienen por qué coincidir con La Realidad por mucho que sí conformen mi realidad.

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