Todas las imágenes que aparecen en este blog son propiedad exclusiva de su autor y están protegidas por la legislación española y los acuerdos internacionales sobre los derechos de la propiedad intelectual y, por tanto, no pueden ser descargadas, reproducidas y/o modificadas sin el consentimiento expreso y por escrito del autor. En caso de estar interesado/a en alguna de ellas, ponte en contacto.
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Querido amigo, hace unos días te escribía en VERDE con el fin de llamar tu atención sobre ciertos síntomas que flotaban en el ambiente. Hoy, por desgracia, las señales se van confirmando.
Así que vuelvo a hacerlo para rogarte una vez más que vigiles no vaya a ser que este confinamiento de dudosa constitucionalidad y la peste que nos asola, no sólo se lleven nuestra salud y nuestras vidas, sino también nuestras libertades.
Yo, por si acaso aparece algún general de la Guardia Civil derribando la puerta de mi casa bajo la acusación de crear un clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno y elaborar mensajes negativos, por definición falsos, corro a esconderme en el Dolmen de Axeitos, en Ribeira (A Coruña), que lleva allí desde el neolítico, 4000 años antes de Cristo como poco, y donde dudo que me encuentren. ¡Joder, mira que a mis años tener que echarme al monte! ¡Con lo viejo que estoy, coño!
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Querido amigo, hoy te escribo en VERDE para llamar tu atención sobre los acontecimientos. Puede que no todos, pero sí los más viejos, reconozcamos algunos síntomas ya vividos. Mantente en vela y despierto pues, de lo contrario, puede que te levantes maniatado y entre las nieblas del amanecer aparezca un Judas para besar tu mejilla.
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Hace tiempo leí —disculpenme pero no se quién es el autor— una técnica para cazar puercos salvajes. Es muy fácil en realidad y trataré de resumirla al máximo.
Lo primero es buscar un lugar despejado dentro del bosque donde los cerdos suelen ir a comer. Una vez encontrado, dejaremos allí unos granos de maíz. Ellos en muy pocos días se acostumbran a ir en grupo en busca de ese maíz gratis que no les cuesta ningún trabajo conseguir.
Ese es el momento en que construyes un lado de la cerca. Al principio desconfiarán un poco, pero pronto vuelven en busca de las mazorcas de maíz gratuitas; al fin y al cabo hozar en busca de raíces es muy laborioso.
Así, pasados unos días, colocas otro lado de la cerca y el proceso se repite. Pronto estarán acostumbrados y podrás colocar el tercer lado. Para entonces ya la cerca nos les produce recelo alguno y acuden confiados a llenar sus panzas gratis y sin esfuerzo.
Es el momento de poner el cuarto lado en el que dejarás una puerta abierta. El primer día titubean un poco pero, tan pronto uno entra, la piara entera lo sigue gruñendo complacida. Ahí es cuando cierras la puerta y los dejas dentro.
Los puercos, al verse encerrados, gruñen y corren en círculos dentro del cercado, pero pronto se van acomodando a seguir comiendo gratis y sin trabajar. El haber perdido la libertad ya no les importa mientras puedan conseguir maíz de balde y sin hacer nada. Incluso, fíjense ustedes, llega un momento en que los puercos salvajes están agradecidos a sus captores sin darse cuenta de que, esa misma mano que les da de comer, es la que los lleva al matadero para hacer chorizos con sus carnes. Con la venta del excedente de chorizos siempre se puede comprar más maíz para seguir capturando cerdos salvajes.
Como les digo, esto ni es mío, ni lo ha escrito ese escritorzuelo loco del que suelo tomar alguna que otra cosa, ni tiene nada que ver con la realidad presente; simplemente se me ocurrió ponerlo aquí por escrito para que no se me olvide —mi memoria flaquea— y así poder estar alerta por si a alguien se le ocurre venir a cazar puercos salvajes.
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Recordando a un amigo, don Perfecto, que vivió durante 94 años dando la cara a la vida hasta que un virus traicionero consiguió derrotarlo, no sin lucha, en la mañana de hoy, 12 de abril de 2020, Pascua de Resurrección.
Descansa en paz. Aquí lamentamos que tu invisible enemigo nos haya impedido despedirte como mereces y acompañar a la hermosa familia que dejas tras de ti.
April in Paris - Ella Fitzgerald & Louis Armstrong.
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Esta misma mañana estuve guasapeando con mi amigo Nicasio y, mira tú por dónde, me hizo ver que las cifras de contagiados y de muertos por causa de la COVID-19 que nos están facilitando no son otra cosa que un engañamuchachos y no ya porque estén manipuladas, que lo están como ha puesto de manifiesto algún que otro juzgado, sino porque nos las presentan en valores absolutos que no significan nada. De ese modo nos cuentan como en EE.UU. están mucho peor que nosotros y no es cierto.
Mi amigo Nicasio, que es muy aficionado a las matemáticas, sostiene que esas cifras, incluso las de curados, sólo cobran significado real si se las relaciona con la población de cada país y, tomando los datos oficiales del Ministerio de Sanidad del día 8 de abril, me demuestra que la tasa de contagiados de España (311,9 por cada 100.000 habitantes) es la más alta de todo el mundo, bastante superior a la de los países de nuestro entorno, Italia incluida, y casi triplicando la de los Estados Unidos.
Siempre según lo números de mi amigo Nicasio, nuestra tasa de mortalidad (31 fallecidos por cada 100.000 habitantes) es también la más alta del mundo y, por supuesto, a años luz de la de Estados Unidos que se situaba dicho día en 3,9 muertos por cada 100.000 habitantes.
Si hablamos de letalidad —número de muertes por cada 100 contagiados—, con un 9,92% ocupamos el tercer puesto a nivel mundial, solo precedidos por Italia y el Reino Unido de la Gran Bretaña.
Estas cifras nos dicen que, o bien tenemos una sanidad penosa, la peor del mundo si nos atenemos a estos hechos, o que la gestión gubernamental de la pandemia, pese a las advertencias que ya en enero estaba haciendo la OMS, ha sido y sigue siendo un auténtico desastre.
Como siempre hemos estado de acuerdo, y así nos lo ha venido diciendo nuestro actual Gobierno en días pasados, en que la sanidad española, pública o privada, pero especialmente la pública, es una sanidad de primer nivel que sirve de ejemplo para el resto de mundo, hemos de concluir necesariamente que la responsabilidad de que ocupemos los primeros puestos en este ranking de enfermedad y muerte corresponde exclusivamente a un Gobierno incapaz de gestionar una epidemia de la que no puede alegar que no estaba advertido con tiempo suficiente.
Claro que ustedes no deben hacerme caso a mi, como yo tampoco le hago ni caso a mi amigo Nicasio.
Pero, por si acaso, renuncio a salir a mi ventana para aplaudir, renuncio a aporrear mis cacerolas y reniego de cualquier acto cómico - festivo. Estoy de luto y no me apetecen fiestas. Y, creanme, me ha entrado miedo al saber que vivo en el país del mundo con mayor tasa de contagio y mortalidad por la COVID-19.
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Cuando todo es urgente, nada es urgente. Cuando todos somos héroes, nadie lo es. Así pues, amigo Arcángel, reconozcamos la eficacia profesional en su justa medida y dejémonos de hipérboles, teatrillos, espectáculos y bailecitos para las cámaras. Si por desgracia enfermo, no quiero héroes a mi lado; quiero profesionales serios, conscientes, bien formados y bien equipados para poder sanarme sin que ni ellos ni yo corramos riesgos y, por supuesto, les estaré eternamente agradecido por un trabajo, su trabajo, bien hecho.
Amigo Arcángel, cuando según las fuentes oficiales una persona muere cada dos minutos no son tiempos para bailes y palmeros ni para cacerolas, charangas y ejercicios circenses por las calles. ¿No cree usted?
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Hoy ese dolor de cintura, viejo conocido por otra parte, ha vuelto. Más allá de la molestia que supone no me preocupa, pues ya sé que es fruto de la inactividad. En un pequeño departamento la cuarentena no es fácil.
Como uno es lo que eufemísticamente se conoce como un «adulto mayor» —personal de riesgo nos llaman en estos días— recordé que hace años, muchos, presté algo que las nuevas generaciones no conocen y que se llamaba Servicio Militar. El caso es que, al mando de un sargento, en ocasiones marchábamos sin movernos del sitio. ¡Sobre el terreno, maaarchen! y al ritmo de ¡Izquierda, izquierda, izquierda derecha izquierda! pateábamos vigorosamente, sin avanzar, el suelo de cemento del patio del cuartel.
Durante quince minutos he pisoteado y braceado en el pasillo como un poseso. Estoy deshecho, pero el dolor de cintura se ha ido.
Ahora caigo... ¿No hubiera sido más divertido bailar? Al fin y al cabo algún día tendré que aprender a hacerlo.
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Texto extraído de un manuscrito titulado: "Notas para un Borrador de Autobiografía Informal".
Autor: Miguel Arcángel de Vallejera y de Riofrío.
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Esta planta me acompaña, mejor dicho, nos acompaña, desde el catorce de febrero de hace dieciocho años. Fiel a sus citas, la primera de sus dos floraciones anuales ha llegado justo ahora, en plena cuarentena, con un mensaje claro: «No dejes que nada ni nadie te arrebate el mes de abril».
¿Quien me ha robado el mes de abril? - Joaquín Sabina.
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