Valdesangil

Cementerio de Valdesangil (Béjar - Salamanca)

Puede que la veas mejor si haces clic sobre la foto y luego pulsas F11.

Las más de las veces, cuando uno se aproxima a un pueblo con ánimo de conocerlo, es conveniente comenzar la visita por el cementerio ya que, el modo en que viven sus muertos, nos dice mucho sobre los vivos.

Los muertos de Valdesangil viven bien. Disponen de una parcela soleada y ventilada desde la que gozan de excelentes vistas de las cumbres nevadas de la Sierra de Béjar y con una situación de privilegio pues está lo suficientemente lejos del pueblo como para que los vecinos no molesten a cada rato, pero no tanto como para que se olviden de ellos. 

Ubicado al borde de la Calleja Merino, muchos aún recuerdan el paso de los rebaños de otros tiempos; hoy en día alguna que otra vaca con changarro o campanilla sirve de motivo de conversación y entretenimiento.

Los cementerios de esta zona están cerrados a cal y canto por lo que los caminos aledaños son seguros incluso en las noches ya que la Santa Compaña no tiene modo de salir pues de todos es sabido que las ánimas benditas no saben trepar por las tapias.

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Texto tomado de: "Guía de Viajes Reales y Soñados".

Autor: "Miguel Arcángel de Vallejera y de Riofrío".

Esta serie sobre Valdesangil, una pedanía de Béjar, provincia de Salamanca, en España, consta de cuatro entradas que puede usted visitar en los siguientes enlaces:

• Valdesangil.- Introducción a modo de acercamiento al pueblo.
• Valdesangil.- Recorriendo sus caminos.
• Valdesangil.- El Pueblo.
• Valdesangil.- Escenas campestres.

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Si te reconoces en alguna fotografía y no deseas aparecer aquí, dímelo y estudiaré su retirada a la mayor brevedad posible.

Por los pelos.

Díptera peluda sobre planta pilosa.

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Créanme, amigos, esta entrada está cogida por los pelos.

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Béjar (Salamanca) - III

Béjar (vista parcial).

Béjar (vista parcial).

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De una entrevista a don Feliciano del Monte y del Llano en relación con el insigne escritor don Miguel Arcángel de Vallejera y de Riofrío, recientemente premiado con el cuarto accésit al «Laurel Pelado de las Letras», premio convocado por la pedanía del Barrio de las Pulgas.

Publicada en el semanario «Béjar en Piura», núm. 1522 de 29 de mayo de 2016.

—Y dice usted que lo conoce bien.

—Desde niño. Fíjese si lo conoceré que soy primo del «cuñao» de un amigo suyo que estudió con él en Salamanca y luego, a los años, formó parte de su equipo de trabajo.

—Pero, usted lo describe duro como el pedernal y, por sus escritos, sus fotografías y sus gustos musicales, más pareciera lo contrario. Da la impresión de ser un hombre muy sensible.

—¡Ja! Bien se ve que usted nunca ha estado en aquella tierra. Dicen que los de Salamanca tenemos siete chalecos y el último no lo conoce ni nuestro padre. Pues, a eso, súmele que, en Béjar, las más duras rocas de granito, los robles más viejos y hasta los guerreros más fieros aparecen siempre recubiertos por una suave y húmeda capa de líquenes y musgo. Eso sí, no golpee usted, se quebrará los huesos. Pues bien, ya desde niño bajo esa capa exterior era duro como un canchal y persistente como el agua del río. Aunque en honor a la verdad y según dice mi primo, ese que es «cuñao» de un amigo suyo, nunca le  exigió a nadie más de lo que se exige a sí mismo.

—Pues, ¿quién lo hubiera dicho viéndolo escuchar a Verdi?.

—No lo sé, yo no soy muy «estudiao». Pero seguro que del Verdi ese también habrá más de una versión, ¿no?.

Nabucco —Va pensiero— de Giuseppe Verdi. Interprete: Adelmo Fornaciari (Zucchero).

Esta serie, dedicada a Béjar (Salamanca), consta de varias entradas cuyos enlaces figuran a continuación y ha sido concebida, no sé si con acierto, como dos líneas argumentales convergentes:

1. El País de los Líquenes.
2. Béjar (Salamanca).
3. El País de los Líquenes - II.
4. Béjar (Salamanca) - II.
5. El País de los Líquenes y... (III y final).
6. Béjar (Salamanca) - III

Hay razones personales que me impiden cerrarla por lo que, en el futuro, puede que se vea incrementada  con alguna nueva entrada. Más que descriptiva —hay muchos y buenos fotógrafos en Béjar— he pretendido reflejar sensaciones y sentimientos que, como tales, no tienen por qué coincidir con La Realidad por mucho que sí conformen mi realidad.

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El País de los Líquenes y... (III y final)

Líquenes y musgos.

Musgo.

Musgo sobre piedra.

Musgo sobre raíz.

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Sí, no le falta razón. Es cierto que los líquenes prosperan por todas partes. Bueno, los líquenes y los musgos pues, frente a la progresiva extinción del bípedo implume, ellos crecen, se desarrollan y lo tapizan todo.

Lo hacen sobre las rocas, los robles, fresnos y castaños; entre las losas del suelo, en los muros de las fábricas cerradas y sobre las almas y cuerpos de los pocos indígenas que quedan.

Hay quien sitúa el centro de este País de los Líquenes en los 40° 23′ 5″ de latitud Norte y los 5° 45′ 43″ de longitud Oeste. Yo no estaría tan seguro pero, en todo caso, esas coordenadas definen un punto al que los nativos llaman Béjar y sobre el que gira una especie de paraíso terrenal en el que los cielos, las aguas y la tierra siguen siendo vírgenes.

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Texto tomado de: "Guía de Viajes Reales y Soñados".

Autor: "Miguel Arcángel de Vallejera y de Riofrío".

La Conquista del Paraíso.Vangelis

Esta serie, dedicada a Béjar (Salamanca), consta de varias entradas cuyos enlaces figuran a continuación y ha sido concebida, no sé si con acierto, como dos líneas argumentales convergentes:

1. El País de los Líquenes.
2. Béjar (Salamanca).
3. El País de los Líquenes - II.
4. Béjar (Salamanca) - II.
5. El País de los Líquenes y... (III y final).
6. Béjar (Salamanca) - III

Hay razones personales que me impiden cerrarla por lo que, en el futuro, puede que se vea incrementada  con alguna nueva entrada. Más que descriptiva —hay muchos y buenos fotógrafos en Béjar— he pretendido reflejar sensaciones y sentimientos que, como tales, no tienen por qué coincidir con La Realidad por mucho que sí conformen mi realidad.

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Carta abierta para Adolfo González del Valle (Ripley)

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Estimado amigo Adolfo:

Espero que al recibo de la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios, aunque un poco cansado pues acabo de llegar de un viaje sin duda más corto que el tuyo; o más largo, vaya usted a saber.

Te llamo amigo porque, aún sin habernos conocido personalmente, en este mundillo de la fotografía que ambos hemos compartido así nos considerábamos y como tales nos tratábamos.

Desde que me llegó la noticia esta es la primera oportunidad que tengo de utilizar un ordenador y por eso, aunque con retraso, te escribo ahora esta carta de despedida.

Una de las cosas que me gustaban de tu forma de ser era que, puesto a comentar, siempre decías las cosas claras, sin tapujos. Por eso, en justa correspondencia, no puedo por menos que decirte que te has portado muy mal. Lo que has hecho no se le hace a los amigos y parece que no eramos pocos ni malos los que tenías.

En cualquier caso, pese al disgusto que me has dado, no puedo por menos que dedicarte una fotografía que quiere expresar lo que aquí has dejado y, como estoy cabreado contigo, me importa un carajo si tiene demasiada nitidez o demasiado poca, si podía haber eliminado o limpiado la dominante fría o si los negros no están en su punto. Si no te gusta, te jodes. Tampoco a mi me ha gustado que te fueses con una larga cambiada y una despedida a toro pasado sin darnos tan siquiera la oportunidad de tranquilizar nuestras conciencias dándote ánimos una vez más.

Puedo comprender tu calvario —sólo intentar entenderlo me resulta aterrador— por eso no te tomes en serio mis reproches pues, en el fondo, muy en el fondo, puedo incluso encontrar justificación para tu marcha.

Siento no poder ver este año tus fotos de la Feria de San Isidro, como todos los madrileños sentirán no ver crecer ese gran archivo fotográfico que has ido formando de tu bella y querida ciudad. Es tu decisión, la respeto y sólo espero que no te hayas equivocado pues a veces la mala suerte se ceba con personas como tu incluso más allá de la misma muerte.

Descansa en paz Adolfo, por aquí se notará tu falta. Por si el camino es largo, te dejo con una música de un compositor y grupo que te gusta.

Un fuerte abrazo amigo,

Miguel.

Los Secretos - Quiero beber hasta perder el control.

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Béjar (Salamanca) - II

Caminos de Béjar al brotar la primavera.

De Béjar a Candelario. Curva del Canalizo.

Béjar. Ribera del río Cuerpo de Hombre

Béjar. Flores entre las nieblas de los recuerdos.

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Mi madre no pudo ir a despedirme; en la Vespa a duras penas cabemos mi padre, la maleta y yo. «La Serrana» arranca con un traqueteo y digo adiós por la ventanilla. Conmigo va algo más que el equipaje; en mi mente, clasificados por imágenes, colores, sonidos y, en algún caso por olores —el olfato nunca ha sido mi fuerte y el tacto lo desarrollaría más tarde cuando descubrí la piel de las mujeres— viajan nada más y nada menos que once años de recuerdos y sentimientos. Poca cosa, dirá usted; pues no, es toda una vida, es toda la vida que he vivido.

Apenas sobrepasado Guijuelo, con Montejo en el horizonte, y ya lo se. No, no voy a a abandonar mi tierra natal y mi familia por nada. Soy un «becario rural» sin dinero, sí, pero el objetivo es tan sencillo como aprobar todas las asignaturas cada curso y obtener una media global superior a siete y medio, y lo cumpliré con creces.

No puedo quejarme. En el colegio soy un paria entre los parias —curiosamente los becarios rurales siempre formamos un grupito aparte— pero tengo más comodidades que en mi casa y hasta gozo de la música de Verdi a la hora de estudiar. ¿Tengo mala conciencia?, pues sí, el saber que mis hermanos no disfrutan de lo mismo me fustiga pero, como el látigo a las bestias, ese sentimiento me fuerza a ser más responsable.

¿Tristeza...? ¿Para qué piensa usted que sirve mi archivo?. En esos momentos tiro de la neblina de los recuerdos y corro libre por bosques y praderas y recojo flores silvestres para mi madre. Los chicos de pueblo, sabe usted, nos contentamos con poco.

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Texto: "Notas para un Borrador de Autobiografía Informal".

Autor: Miguel Arcángel de Vallejera y de Riofrío.

Nabucco - Va pensiero. Giuseppe Verdi

¡Vuela pensamiento, con alas doradas, pósate en las praderas y en las cimas donde exhala su suave fragancia el dulce aire de la tierra natal! ¡Saluda las orillas del Jordán y las destruidas torres de Sión! ¡Oh, mi patria, tan bella y perdida! ¡Oh recuerdo tan caro y fatal! Arpa de oro de fatídicos vates, ¿por qué cuelgas muda del sauce?

Revive en nuestros pechos el recuerdo, ¡Que hable del tiempo que fue! Al igual que el destino de Sólima Canta un aire de crudo lamento que te inspire el Señor un aliento, que al padecer infunda virtud, que al padecer infunda virtud, que al padecer infunda virtud, ¡al padecer, la virtud!.

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1. El País de los Líquenes.
2. Béjar (Salamanca).
3. El País de los Líquenes - II.
4. Béjar (Salamanca) - II.
5. El País de los Líquenes y... (III y final).
6. Béjar (Salamanca) - III

Hay razones personales que me impiden cerrarla por lo que, en el futuro, puede que se vea incrementada  con alguna nueva entrada. Más que descriptiva —hay muchos y buenos fotógrafos en Béjar— he pretendido reflejar sensaciones y sentimientos que, como tales, no tienen por qué coincidir con La Realidad por mucho que sí conformen mi realidad.

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El País de los Líquenes - II

Paisaje bejarano. Líquenes, robles y escoba.

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Cuando los advenedizos hubieron cerrado las industrias que prosperaban a las orillas del río los jóvenes emigraron lejos del País de los Líquenes y se enterraron en los apartamentos mal ventilados de las grandes ciudades. Los mayores, incapaces de iniciar una vida nueva lejos del terruño, compraron los suyos en el cementerio de San Miguel y allí descansan apilados en pisitos de 2,50 x 0,80 x 0,65 que, al fin y al cabo, más no necesitan.

¿El comercio? ¿me pregunta usted por el comercio?. Ahí —se lo digo con toda franqueza— los invasores no tuvieron nada que ver. Los comerciantes de estas tierras siempre basaron su política en el abuso del cliente y, entre que éstos se fueron, se murieron o espabilaron, no les quedó más remedio —justicia divina dirían algunos— que cerrar sus tiendas. Basta con ver las tres calles mayores que tiene el pueblo, porque, aunque no lo crea, tiene tres en una y las tres dan pena: Locales vacíos y siempre desiertas. Eso sí, se acabó lo de vender la moda del año de «La Tana» a precios de avance de temporada en París.

Aquí, como usted ve, lo que prospera son los líquenes. ¡Y no es poco!.

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Texto tomado de: "Guía de Viajes Reales y Soñados".

Autor: "Miguel Arcángel de Vallejera y de Riofrío".

La Urraca Ladrona (Obertura - Fragmento). Gioacchino Rossini

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1. El País de los Líquenes.
2. Béjar (Salamanca).
3. El País de los Líquenes - II.
4. Béjar (Salamanca) - II.
5. El País de los Líquenes y... (III y final).
6. Béjar (Salamanca) - III

Hay razones personales que me impiden cerrarla por lo que, en el futuro, puede que se vea incrementada  con alguna nueva entrada. Más que descriptiva —hay muchos y buenos fotógrafos en Béjar— he pretendido reflejar sensaciones y sentimientos que, como tales, no tienen por qué coincidir con La Realidad por mucho que sí conformen mi realidad.

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Béjar (Salamanca)

Béjar (Salamanca). Iglesia del Salvador.

Béjar (Salamanca). Iglesia de Santa María la Mayor.

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En la fría mañana de aquel septiembre de 1961, mientras esperaba la salida de «La Serrana», recuerdo perfectamente que a través de las puertas del café Novelty, junto al humo del tabaco, se filtraba un melancólico vals interpretado a la bandurria. Desde entonces, cada vez que escucho este instrumento, me veo a mi mismo sujetando una maleta de madera y cartón atada con una correa y percibo el olor a petroleo que desprende el viejo autobús con destino a Salamanca.

Acabo de cumplir once años, llevo pantalón corto, botas gastadas, un jersey de ochos y una bufanda, ambas prendas tejidas por mi madre —¡cuanto te añoro, mamá!—, y me esfuerzo por no llorar pues, allá en el fondo de eso que llamamos alma, algo me dice que este adiós es definitivo, que me voy para no volver.

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Texto: "Notas para un Borrador de Autobiografía Informal".
Autor: Miguel Arcángel de Vallejera y de Riofrío.

Recuerdo Florido (Vals de Rossi). Interpretado a la bandurria por Julián Núñez

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1. El País de los Líquenes.
2. Béjar (Salamanca).
3. El País de los Líquenes - II.
4. Béjar (Salamanca) - II.
5. El País de los Líquenes y... (III y final).
6. Béjar (Salamanca) - III

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El País de los Líquenes.

Liquen.

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Conocían desde hacia tiempo aquella curiosa forma de vida a la que los naturales llamaban liquen y que no era otra cosa que una inteligente asociación entre un hongo, encargado de aportar humedad, y un alga responsable de la fotosíntesis.

Tampoco eran ajenos a la creencia generalizada de que los líquenes son muy sensibles a la contaminación ambiental y por ello, cuando encontraron aquel lugar paradisíaco, rodeado de montañas, batido por el cierzo y regado con frías aguas procedentes del deshielo, decidieron asentarse en él al observar que los líquenes crecen por doquier en sus alrededores.

Poco a poco se las ingeniaron para acabar con la obsoleta industria textil que se mantenía en la zona y con hábiles argumentos impidieron la introducción de cualquier otra, especialmente la automotriz y las derivadas del turismo. Había que preservar el valle en su estado más primigenio y bravío.

Hoy, salvo unos pocos viejos, apenas quedan indígenas. Se han visto obligados a emigrar para trabajar como chacineros o en cualquier otro oficio que se les ofrezca fuera del paraíso de sus ancestros.

Esta especie, al contrario que los lìquenes que son simbiontes, es parásita y resulta muy difícil de observar pues utiliza el camuflaje con gran eficacia. No obstante, si prestas atención, puedes llegar a detectarlos. Yo, con seguridad debido a esa locura que me hace mirar al lado contrario del que me indican o a ese dichoso tornillo que me baila en la sien derecha, he sido capaz de identificar algunos ejemplares y he comprobado que son fáciles de fumigar pues son extremadamente alérgicos frente a agentes contaminantes tales como la solidaridad y el calor humano.

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Texto tomado de: "Guía de Viajes Reales y Soñados".

Autor: "Miguel Arcángel de Vallejera y de Riofrío".

El País de los Líquenes Azules - José Antonio Alonso

Esta serie, dedicada a Béjar (Salamanca), consta de varias entradas cuyos enlaces figuran a continuación y ha sido concebida, no sé si con acierto, como dos líneas argumentales convergentes:

1. El País de los Líquenes.
2. Béjar (Salamanca).
3. El País de los Líquenes - II.
4. Béjar (Salamanca) - II.
5. El País de los Líquenes y... (III y final).
6. Béjar (Salamanca) - III

Hay razones personales que me impiden cerrarla por lo que, en el futuro, puede que se vea incrementada  con alguna nueva entrada. Más que descriptiva —hay muchos y buenos fotógrafos en Béjar— he pretendido reflejar sensaciones y sentimientos que, como tales, no tienen por qué coincidir con La Realidad por mucho que sí conformen mi realidad.

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Agradecimientos y retorno.

Jesús Castellano. Fotógrafo.

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«—De gente bien nacida es agradecer los beneficios que reciben y, uno de los pecados que más a Dios ofende, es la ingratitud.»

El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. Capítulo XXII de la Primera Parte.

Autor: Don Miguel de Cervantes Saavedra.

En mi retorno tras unos días de ausencia y aislamiento tecnológico, buscado como cura física y espiritual, es obligado mostrar mi agradecimiento a don Jesús Castellano, fotógrafo bejarano y autor del blog «Visión: Fotos y Poesía», que me ha hecho de anfitrión y acompañado en varias incursiones fotográficas por los alrededores de la ciudad de Béjar atendiendo a mis deseos de contacto directo con la naturaleza.

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