Juan Rolando Pozo. Adiós a un hermano.

Juan Rolando.

Puede que la veas mejor si haces clic sobre la foto y luego pulsas F11.

Acaban de darme la noticia y es en estas ocasiones cuando me surgen dudas sobre mi manía de no preparar los retratos y captarlos al vuelo aprovechando la ocasión que intuyo propicia. 

Ya me gustaría, ya, contar con una buena foto tuya, con una estudiada iluminación, un posado de libro y una sonrisa de anuncio; pero, en ese caso, quién iba a creerse que, tras mostrarme Chulucanas y el cerro Vicús  me acompañarías hasta Morropón para que conociese el territorio donde se asentó esta antigua cultura pre-incaica para que así, a la hora de visitar el Museo Arqueológico de Piura, pudiera entender mejor las diferencias entre la cerámica propiamente Vicús y aquella otra con influencias Chavín o Mochica.

Si tu retrato fuese otro, nadie entendería —amigo y hermano— que, con Chelo en el asiento de atrás y para acortar camino, nos pusiéramos a cruzar un desierto lleno de arena y espinas tras comernos  en Yacila una cachema encebollada recién sacada de la mar. Bien creí que tendrían que acudir a rescatarnos, tan mal quedó el pobre carro en la aventura.

Al menos aquí te sorprendí, aunque con gorra, sin las consabidas gafas de sol. La enfermedad hacía tiempo que había hecho presa en ti pero aún tenías esperanzas y ganas de vivir.

Me han dicho que has luchado hasta el final, como un valiente, como un Rolando de leyenda capaz de partir en dos las montañas con su espada Durandarte. También he sabido que para tu último viaje ha venido a guiarte doña Ernestina y eso me tranquiliza porque ¿qué mejor compañera que una madre para abrir tus ojos a esos nuevos horizontes?  

Te estamos agradecidos por habernos llamado para despedirte cuando tomaste conciencia de que llegaba el momento y prometo que iremos a visitarte tan pronto nos sea posible. Por estos mundos de aquí abajo te echaremos mucho de menos y puedes estar seguro que la carne seca del kilómetro 50 ya no tendrá el mismo sabor sin tu presencia.

Descansa en paz, hermano.



Entrada relacionada: Juan Rolando (28/01/2016).

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