Puede que la veas mejor si haces clic sobre la foto.
¿Horas, días, semanas...? Ya no recordaba cuándo había terminado la trocha y se había internado en aquel bosque sin fin. Agotado y perdido, se sentó en el suelo apoyado contra el enorme tronco de un gigantesco cedro. Un silencio casi tan denso como el aire que respiraba lo impregnaba todo y debía ser de día pues una ligera luz se filtraba, allá en las alturas, por entre las copas de los árboles.
Jamás había pensado que fuese así; es más, jamás había pensado en ello tan siquiera. Ahora, mientras sentía la corteza áspera clavarse en su espalda supo que había ido demasiado lejos y ya nunca sería capaz de encontrar el camino de regreso. No tuvo miedo.
No tuvo miedo porque él era eterno y nunca moriría. Tan pronto espirase, y aún antes, acudirían las alimañas y su cuerpo sería carne de otra carne y sangre de otra sangre. Todas sus células, hasta el último átomo, pasarían a la tierra y volverían a la vida como flor, como hierba, como cedro y helecho, como animal y, por qué no, como hombre, y así sería una y otra vez por los siglos de los siglos. Y, al final, en una nueva explosión creadora, sus partículas subatómicas formarían parte de un Universo nuevo y de otro, y de otro.
Él era eterno. No; él era la eternidad. Sabiéndolo, sonrió y se quedo dormido.
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Texto tomado de: "Han ser contos".
Autor: "Miguel Arcángel de Vallejera y de Riofrío".
Obertura de La Fuerza del Destino - Giuseppe Verdi
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Una imagen que atrae y seduce, y escuchando a Verdi, mucho más!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Miguel
Preciosa, un encuadre que invita a recorrer ese maravillo paraje.
ResponderEliminarUn abrazo Miguel
¡Qué profusión de verdes, y esa trocha (me encanta la palabra) perdiéndose en ellos!
ResponderEliminarDebe ser un pasweo agradable el de ese camino, en el que puedes contemplar ese verde intenso de los helechos y su frondosidad.
ResponderEliminarBesos
Pues bien... en esa eternidad nos sumiremos todos. Tal vez conservemos atisbos de la memoria de lo que fuimos.
Mientras, disfrutamos de otra excelente fotografía. Esa zona portuguesa, los jardines, es un vergel paradisíaco.
Un abrazo, Miguel
· LMA · & · CR ·
Un paseo en verde paraíso de caducidad y eternidad. Fantástica luz y tonos verdes. Una maravilla de nitidez y frescura de la toma.
ResponderEliminarP.D.: Por fin después de un tiempo logro comentarte ya que no me era editable la caja de comentarios. Problema mío. Te sigo
Un abrazo
Puede que ese valle de los helechos nos aproxime al paraíso. Cuando termine el sendero, se verá.
ResponderEliminarpodi-.
La mirada se va inevitablemente por el sendero rodeado de esta maravillosa gama de verdes y formas de vida. Efectivamente, el reciclaje eterno nos asegura una eternidad en la que, mejor aún, dejaremos de ser nosotros mismos para pasar a ser otros seres, o cualquier otro objeto.
ResponderEliminarAbrazos
Esa atractiva paleta de verdes predominantes y un buen encuadre la convierten en una bella foto.
ResponderEliminarSaludos.
Bella imagen.
ResponderEliminarIba a ser una vez más con usted.
He quitado el yeso de su dedo. Estoy aprendiendo a escribir.
Saludos.
The valley is very good for a walk clarified thoughts...
ResponderEliminarBeautiful image Miguel.
ResponderEliminar¡Qué bonita! Da gusto verla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Exuberante paisaje, dan ganas de adentrarse en este camino a pesar de "La fuerza del destino"
ResponderEliminarY verde que te quiero verde.. Un hermoso lugar Miguel.. Un fuerte abrazo y disculpa mi ausencia,pero no me das para mas el día.. :)
ResponderEliminarPues a mí la sola idea de vivir eternamente me resulta aterradora sobre todo cuando piensas en aquello de la resurrección de los muertos, al menos la imaginas de otra manera, pero el texto es bueno. -me gusta cuando deslizas palabras ya en desuso en nuestra piel de toro- y como de botánica entiendo lo mismo que de física cuántica, sí me da el cerebro para saber que los helechos necesitan basicamente humedad, ignoro si frio o calor pues en Madrid donde se suceden las cuatro estaciones tenemos parques llenos de esta planta que uno sitúa mas en tierras selváticas de otro continente, pero no se que condiciones necesitan los cedros y sí comparten comparten mismo clima y espacio que aquellos. Pura curiosidad porque yo en estas cuestiones lo mas que llego es a distinguir un sauce llorón de una margarita y gracias, todo lo demás se me escapa. La foto es bonita y amable.
ResponderEliminarUn abrazo
Un soplo de frescor, la composición invita a adentrarse en la escena y disfrutar de ella.
ResponderEliminarUn abrazo.
La imagen invita a seguir ese camino rodeado de naturaleza pura, el encuadre perfecto.
ResponderEliminarUn saludo.
Esos helechos son fastuosos. Ese camino tiene que ser una delicia pasearlo.
ResponderEliminarSalu2
Un paisaje que invita a recorrerlo.
ResponderEliminarUn beso.
Beautiful! The path looks so inviting. I would love to walk down it where ever it may go.
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