Mona Lisa

Maderoterapia.

Puede que la veas mejor si haces clic sobre la foto y luego pulsas F11.

Ahora viene el verano, pensó Elisenda Regina al ver el anuncio, y no me vendría mal probar con la «maderoterapia»; mi poto respingón está algo caido ultimamente y así no puedo lucir palmito en Arica Beach.

Como era martes, decidió aprovechar la oferta y allí estaba, tendida en la camilla, cubierta con una sábana blanca, tibia y acariciadora que dejaba a la vista sus prominentes y rotundas nalgas doradas como la avena que, como altas montañas separadas por un estrecho y profundo valle, pugnaban por llenar la habitación entera. Medio dormida, no oyó llegar a la robusta masajista que, tabla de cocina en mano, se acercó por detrás, levantó la paleta y descargó un golpe seco e inmisericorde. El  aullido de dolor resonó por toda la avenida de las Artes mientras los enrojecidos glúteos retemblaban como si fueran de gelatina. Desnuda como estaba, sábana al viento, corrió enloquecida por San Borja Norte, cruzó Aviación y, al llegar a la avenida de San Luis, se detuvo un momento para recuperar el resuello y después seguir hasta el «Pentagonito».

Había pagado por adelantado doce sesiones y no era cuestión de desaprovecharlas. En cada una de ellas, los hechos sucedieron del mismo modo, hasta el punto de que hubo días en que la gente se apiñaba en ambos lados de la calle no se sabe muy bien si para darle ánimos en la carrera o para contemplar su desnudez de diosa apenas oculta por la ondulante sábana. Terminado el tratamiento se miró al espejo; su poto lucía hermoso, duro como una piedra y, aunque un poco enrojecido, eso sí, levantado y tieso que daba gusto verlo.

Por la mente de Elisenda Regina siempre sobrevoló la duda de si aquellos resultados eran fruto de los doce palazos, uno por sesión, o de las doce carreras en ligera subida desde la avenida de las Artes al «Pentagonito». En todo caso, ese verano tenía el éxito asegurado en Arica Beach.

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Texto tomado de: «Han ser contos».

Atribuido a: Miguel Arcángel de Vallejera y de Riofrío.

Nat King Cole - Mona Lisa.

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