Plaza Perú y lateral del Palacio de Gobierno de la República del Perú, Lima |
Escultura ecuestre de Francisco Pizarro. Plaza Mayor de Trujillo (Cáceres) - España; obra de Charles Rumsey, escultor estadounidense. |
Escultura ecuestre de Francisco Pizarro. Plaza Mayor de Trujillo (Cáceres) - España; obra de Charles Rumsey, escultor estadounidense. |
Puede que la veas mejor si haces clic sobre la foto y luego pulsas F11.
Esta recoleta placita que sirve de antesala a la Plaza de Armas —Plaza Mayor—, está situada en un lateral del Palacio de Gobierno de la República del Perú y frente a la Municipalidad de Lima. Su finalidad principal era la de servir como marco a una imponente estatua ecuestre de don Francisco Pizarro, descubridor y conquistador del Perú y fundador, entre otras, de la ciudad de Lima. Por supuesto, este emblemático espacio urbano, como no podía ser de otra manera, llevaba el nombre del insigne extremeño que lo ocupaba.
Así fueron las cosas hasta que un aciago día sonó la flauta por casualidad y resultó elegido alcalde de Lima un tal Luis Castañeda Lossio (q.e.p.d.) cuyos ancestros, como habrán adivinado por sus apellidos, están más cerca de un valle de Cantabria en la lejana España que de las cumbres de la cordillera andina. Pues bien, este individuo, ya fuese por ignorancia, escasez de luces, que todo pudiera ser, papanatismo indigenista o cualquier otra causa similar pero, eso sí, revestido e inflado de pura demagogia, el 28 de abril de 2003, con nocturnidad y alevosía, arrancó de cuajo la estatua del fundador de la ciudad de la que él era alcalde y cambió el nombre de la plaza bajo el alegato de que «resultaba lesiva para la peruanidad». ¡Cómo si la peruanidad no fuese a su vez consecuencia de la obra de Pizarro! ¡Cómo si la peruanidad fuese patrimonio exclusivo de los incas, una tribu guerrera minoritaria que se había impuesto al resto de pueblos aniquilándolos o esclavizándolos por la fuerza de las armas, opacando cualquier otra cultura que no fuera la suya!
Este «hispanicida», como lo calificó uno de los más grandes intelectuales del Perú, debió verse a sí mismo como el Inca Castañeda descendiente directo de Atahualpa y junto a varios de sus palmeros con apellidos tan españoles como el suyo quiso sustituir la estatua por una enorme bandera del Tahuantinsuyo (Inca), bandera que, como nunca existió, hubieron de inventar a todas prisas engalanándola de múltiples colorines. Hoy día, cuando lo hace alguna, la que ondea en esta plaza es la de la República del Perú. Pero eso sí, su amor por los colorines llenó de escaleras amarillas los cerros de arena cercanos a Lima provocando así su invasión por infraviviendas de esteras donde malviven familias enteras privadas de los servicios más elementales, lo cual no importaba en absoluto porque el amarillo de su partido se veía y aún se ve desde lejos.
Gracias al sentido común, dado que la necedad humana no suele ser eterna, espero que algún día la estatua de Francisco Pizarro retorne al lugar del que nunca debió salir, junto a su palacio de gobierno y a la municipalidad de la capital que fundó. Entre tanto y para poner en evidencia la mentira falaz que se hizo correr en el sentido de que el verdadero motivo de la retirada era que no se trataba de Pizarro, sino de Hernán Cortés, aquí les dejo dos fotografías de la estatua que preside el lugar de honor de la Plaza Mayor de Trujillo (Cáceres), ciudad de nacimiento de don Francisco Pizarro, gemela de la de Lima, fundidas ambas con el mismo molde obra del escultor neoyorquino Charles Rumsey y donadas a las respectivas ciudades por su viuda. Por cierto, existe una tercera en Buffalo, ciudad natal de Rumsey.
Es curioso, la de Trujillo (Cáceres), España, situada a los pies de la escalinata de la Iglesia de San Martín de Tours, da frente al Palacio de la Conquista mandado construir por doña Francisca Pizarro Huaylas Yupanqui y su esposo. A uno y otro lado del balcón principal de este palacio pueden verse los bustos de sus padres, don Francisco Pizarro González y su esposa doña Inés Huaylas Yupanqui, hermana del Inca Atahualpa.
En cualquier caso, con o sin estatua, los grandes hombres como don Francisco siempre tendrán un lugar de honor en la historia y en la memoria de la humanidad, en tanto que los hombrecillos envidiosos de la gloria de aquellos más pronto que tarde pasaremos todos al olvido.
El Cóndor Pasa - Interpretada según partitura original de su autor.
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Si te reconoces en alguna fotografía y no deseas aparecer aquí, dímelo y estudiaré su retirada a la mayor brevedad posible.
Muy buenas, sobre todo la última que me parece impresionante.
ResponderEliminarTe has quedado agusto jejeje
Cada ves se hacen más idioteces, llegan unos y ponen, llegan otros y quitan, y otros cambian...
Un abrazo Miguel
Es una moda que va imponiéndose, la de estar en contra de uno mismo.
ResponderEliminarpodi-.
The statue is very good in texture and shades. You are an artist in B+W
ResponderEliminarNada parece que pueda o deba permanecer en su lugar. Parece que la historia se hubiese vuelto en contra de la Historia y que todo vaya a ser por siempre mudable según el pensamiento (por llamarlo de alguna manera) de quien está al frente de estas potestades.
ResponderEliminarLas fotos son impresionantes sobre todo, como muy bien dice Fernando, la tercera que me parece majestuosa.
Un gran abrazo Miguel.
History unfortunately repeats itself.
ResponderEliminarI really like the photos,
they are impressive and nostalgic (especially the first one)
that remind of another era.
Interesante texto, Miguel, muy bien ilustrado con unas estupendas fotografías , con un buen trabajo en B&N.
ResponderEliminarSaludos.
A nicely decorated place. The statue shows the greatness of a glorious time.
ResponderEliminarBuena e interesante aclaración Miguel. Cada uno hace y deshace a su antojo.
ResponderEliminarGran pueblo Trujillo amigo y muy recomendale . Ha sido elegido el más bonito de España este año por National Geographic.Como tira la tierra :))
Bonita también esa plaza de Perú.
Gracias por estar Miguel.
Un abrazo.
Hermosas fotografías para ilustrar un episodio más de la estupidez humana
ResponderEliminarPrachtig in beeld gebracht Miguel en een heldere duidelijke beschrijving van de gebeurtenissen
ResponderEliminarLa Plaza Mayor de Trujillo me encanta, le has sacado todo el jugo fotográfico posible con ese impresionante B/N.
ResponderEliminarCada dia hay mas "revisionistas" de la história y la parte de razón que puedan tener es tan infima comparada con la sin razón que, mejor no tocar nada, aunqué para un fanático (sea de la causa que sea), eso le haria pensar y utilizar el cerebro, algo de lo que carecen la mayoria de ellos.
Un fuerte abrazo Miguel
Estamos a capricho de los gobernantes. Debía de haber dejado la plaza, tal como estaba.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gustan mucho las fotos, Miguel, esa luz le da a las estatuas un volumen magnífico y además ese cielo salpicado de nubes le da un broche espectacular
ResponderEliminarUn abrazo Miguel. Voy a quedarme un rato mirando tus cosas. Me he perdido muchas; ruego me disculpes no haber pasado antes.
Un fuerte abrazo y que pases un estupendo finde :)