Tiburones. Mar Caribe Colombiano. |
Tiburones. Mar Caribe Colombiano. |
Puede que la veas mejor si haces clic sobre la foto y luego pulsas F11.
Un fervoroso creyente en la Ley de Murphy, cuyos múltiples enunciados se reducen a que «si existe una posibilidad de que algo salga mal, saldrá mal», nunca debería embarcarse con otras cincuenta personas en una lancha rápida para ir a conocer unas islas coralinas que, en pleno Mar Caribe colombiano, forman el Archipiélago del Rosario. Pero en estos lugares uno se deja llevar por la sensación ardiente que todo lo invade y eso explica que acabes en medio de la mar, sin tierra a la vista por ningún lado, con los motores quemados y la barca a la deriva.
En estas circunstancias es inevitable que vuelva a tu memoria el famoso «Relato de un Náufrago», de don Gabriel García Márquez, y comiences a otear el horizonte con desesperación en busca de las gaviotas. Pero no son las aves quienes acuden a las cinco con puntualidad británica, sino ellos, los tiburones.
—Manténganse tranquilos —dice el recontra inútil supuesto mecánico de la lancha— sólo atacan si huelen sangre.
Al cabo de dos horas en las que la marea y las corrientes nos han ido acercando —no lo suficiente, por cierto— a un islote despoblado y de costas erizadas aparece una lancha en nuestro auxilio. No es para darnos remolque, no —sus motores carecen de capacidad para ello—, sino que, abarloadas, hemos de saltar por la borda desde una a la otra en medio del oleaje, el mareo general y la discreta presencia de estos simpáticos pececitos.
No hubo sangre, luego no atacaron. Se ve que el olor del miedo no los excita en absoluto.
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Texto extraído de un manuscrito titulado: "Notas para un Borrador de Autobiografía Informal".
Autor: Miguel Arcángel de Vallejera y de Riofrío.
NOTA: Los hechos son reales y ocurrieron en la tarde noche del 19 de marzo de 2019 en algún punto del Mar Caribe situado entre Isla Grande y Cartagena de Indias. Oculto en el texto a modo de acertijo figura el nombre de la embarcación que, para aquellos que no lo descubran, daré a conocer en una próxima entrada.
Náufrago (Cast Away) B.S.O. - Alan Silvestri.
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Unas imagenes muy buenas, el texto también me ha gustado mucho, espero que te lo hayas pasado muy bien en tus vacaciones. Un abrazo.
ResponderEliminarEspectaculares imagenes... Muy bien captados
ResponderEliminarUn abrazo
A beautiful definition of freedom.
ResponderEliminarUn excelente relato para acompañar las fotos de los pececitos, a los que "el olor del miedo no los excita en absoluto". Me encanta la frase.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Miguel
Amazing photos. The colours of water is magical. <3
ResponderEliminarHave a nice day. :)
Impresionantes los bichos. Preciosos los colores del agua. Apasionante la aventura (para los que gusten de ellas)
ResponderEliminarNo, esta es una aventura de las que no gustan.
EliminarBueno, al menos nadie cayó al agua para comprobar la teoría del supuesto mecánico de la lancha. Quizás la experiencia pueda darse por bien empleada al capturar desde tan cerca a tan temibles escualos.
ResponderEliminarUn abrazo, Miguel.
Hubiera preferido que fueran delfines, jaja, ¡Qué quieres que te diga!.
EliminarQuizás no holieran la sangre pero estaban intuyendo la posibilidad de la misma.
ResponderEliminarInquietante experiencia, sí.
PODI-.
¡Dios mío! "holieran" con hache... ¡Qué barbaridad!
EliminarYo leo eso en "otro" y ya me he creado una opinión de ese otro... (no es excusa que algunos tiempos de la conjugación de oler sí la lleven, la hache).
PODI-.
Carlos, no hay problema. Cosas así nos ocurren a todos de vez en cuando. Yo mismo reconozco que lo mío no es precisamente la ortografía.
EliminarUn abrazo,
You have taken the Shark, bravo Miguel.
ResponderEliminarBuenas fotos y me ha gustado leerte
ResponderEliminarQue buenas instantáneas Miguel. Bonitos animales. Un abrazo
ResponderEliminarHay que reconocer que guapetones sí que han salido los tiburones y más vale que el olor a miedo no les abre el apetito.
ResponderEliminarAbrazote utópico, Irma.-
Preciosas con ese azul turquesa del mar. Una historia con final feliz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Miguel, you are a very brave staying so close to sharks.
ResponderEliminarI would be scared to death just looking at them.
I enjoyed your beautiful photographs and the wonderful emerald water.
I am glad that these sharks didn't attack and everyone was safe.
A hug.
Eso sí que es temeridad, qué bárbaro. No olieron la sangre porque nadie cayó al mar.
ResponderEliminarUn saludo
Dos fotazas desde esa sensación ardiente...y salísteis ilesos :))
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué buena! Me encantan las texturas y detalles del agua y sus tonalidades.
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